
[Con Carmen Erazo L’Huillier, como con Flavia Frigeri, aquí, recurrimos a algunas especialistas, como excepción a las ideas y descripciones que inspiran las obras de arte a escritores y escritoras que traemos, por lo que ella misma nos dice también: se necesita “un pequeño homenaje a estas grandes mujeres. Algunas de ellas alcanzaron el éxito durante su vida, siendo contratadas por las cortes, logrando un lugar en la escena artística, para luego ser invisibilizadas en la Historia del Arte … Conocer solamente las obras de hombres artistas, sus logros y sus biografías solo consigue ofrecernos como total algo que es parcial en la Historia del Arte y de la humanidad … La experiencia de las artistas a lo largo del tiempo ha sido una lucha constante contra el gran monstruo inamovible de la sociedad que les ha tocado vivir, lo establecido, las normas morales, la opinión que se ha tenido de su género, la falta de recursos propios y la función que se esperaba de ellas en la familia”].
“Buscando mayor expresividad y dramatismo deja la pintura y explora el grabado, encontrando en el medio gráfico su vía de comunicación…
Asistió a la representación del drama ‘Los tejedores’, de Gerhart Hauptmann, Premio Nóbel de Literatura en 1912. Este drama social, fue temporalmente prohibido por su carácter subversivo. Trata sobre la rebelión de los tejedores manuales de Silesia en 1844. La obra fortalece su defensa a los trabajadores y se sumó a los artistas que pensaban que el arte debía estar comprometido con sus ideas. Inició una serie de seis grabados llamados ‘La revuelta de los tejedores’, donde se centra en la inhumana condición de la clase obrera. Esta serie fue expuesta en Berlín en 1898, consiguiendo muy buena crítica y reconocimiento del público…
Sus musas fueron mujeres fuertes y protagonistas de la historia, donde une lo ético con lo estético. Para ella la definición de belleza tiene relación con la dignidad y la moral. Sus mujeres acogen y protegen a los niños, con desgarro, con la desesperación de perderlos en el mundo vulnerable donde viven. Sus cuerpos no buscan la armonía de los cánones acostumbrados, por el contrario, agranda, deforma, idealiza la forma, logrando enfatizar la fuerza y desesperación de sus retratados. Son cuerpos vivos que se mueven, abrazan, se arrastran. Participando, defendiendo, luchando por los que más aman.
La belleza la encontraba en la vida de los obreros, bellos eran para ella los cargadores del puerto de Koenigsberg, bella la energía expresada en los movimientos de la gente del pueblo”.
La obra y el tecto: un verdadero homenaje
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