
A partir de
Prometeo (el Prometeo de Goethe)
Habla Prometeo, de una vez.
“Cubre tu cielo, Zeus,
con un velo de nubes,
y juega, tal muchacho
que descabeza cardos,
con encinas y montañas;
pero mi tierra
deja en paz
y mi cabaña,
que tú no has hecho,
y mi hogar,
por cuyo fuego
me envidias”.
Abandonad hombres, pide Prometeo, la esperanza en los dioses:
“¡… vosotros, dioses!
… moriríais
si pordioseros y niños
no enloqueciesen de esperanza”.
Reconoced los seres humanos, en la voz de Prometeo, que todo está en vosotros:
“¿Acaso no lo hiciste tú todo,
sagrado y ardiente corazón?”
No en los dioses está el poder:
“¿Acaso no me hicieron hombre
el tiempo omnipotente
y el eterno destino,
mis señores y los tuyos?”
Y aun en el castigo sin tiempo,
“Aquí estoy y me afianzo;
formo hombres
según mi idea;
un linaje semejante a mí,
que sufra, llore,
goce y se alegre,
¡y que no te respete,
como yo!”
No es el Prometeo de Platón, la sola condición de posibilidad de vivir, que no basta. No es el Prometeo de Robert Graves que rivaliza, desafía, se venga, da pero no toma. No es el Prometeo de Percy Bysshe Shelley que da todo sin tener nada, terminando todo en su contrario. No es el Prometeo de Esquilo que, aun sabiéndolo necesario, no destrona al tirano. No es el Prometeo de Mary Shelley que, usando ambiciosamente la razón apartándose de su naturaleza apacible, crea monstruos. No es el Prometeo que se enfrenta solo a sus propios demonios de André Gide. No es el Prometeo en el que no importan hombres, dioses, culpas, castigos, solo el mudo, indiferente, promontorio de Kafka. Es el Prometeo que elige una humanidad imperfecta, pero que “sufra, goce, llore y se alegre” y no venere al dios imperfecto que la creó. Prometeo, tener todo y nunca alcanzar nada.
Ya no la búsqueda de una ciudad con moral y justicia de Platón. Ya no un desafío a la tiranía de Esquilo. Ya no la impotente rivalidad con el poder de Robert Graves. Ya no la decepción de las luchas de los iguales por igualdad y libertad de Percy Bysshe Shelley. Ya no las desesperanza de las promesas de la razón de Mary Shelley. Todas acciones, aunque derrotadas, de una vida otra para todos. Ya no la aceptación de los demonios de cada cual, solos, librados frente a lo que nos devore a cada cual de André Gide. Ya no la indiferencia muda ante toda acción humana o divina de Kafka. Ahora, la creación de una humanidad imperfecta.
Es sumamente interesante y enriquecedor este recorrido donde cada escritor proyecta su vision , su microcosmos sobre la Creacion , los dioses y sus abatares. La abarcable y lo que nos trasciende y toma rumbos impredecibles. Cual sera la trayectoria del Prometeo que cada uno tiene en si interior?
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