Los mitos y la literatura

Encontramos en Robert Graves, al menos tres ideas. Una que cuando hablamos del mito hablamos del paso a la narrativa de imágenes y fiestas, el paso a la palabra. Otra, que con los mitos buscamos conservar la tradición (en específico, que, originariamente al menos, dicha tradición es una lucha, entre arcaicas sociedades matrilineales y las posteriores victoriosas patriarcales; y que cuando éstas, con la consagración de los dioses del Olimpo triunfan, se pasa del mito a la leyenda, la historia, etc.). Otra más, que los mitos tienen un sentido práctico.

Para George Steiner, el mito se relaciona con la interrogación permanente de la humanidad, trasciende incluso el anhelo de infinito, conecta con lo otro más allá de la vida; da respuestas a través de los tiempos -de un modo abierto. “La poesía épica y el teatro trágico están articulados dentro de un ‘altermundanidad’ declarado o presupuesto; son completamente inseparables del postulado de «más cosas en el cielo y la tierra». La tragedia, en concreto —y puede que sea, hasta hoy, el más elocuente e inquisitivo de todos los géneros estéticos—, está obsesionada por Dios, desde Esquilo hasta Claudel. Sitúa al hombre desamparado en esas encrucijadas en que el misterio de su condición se pone al descubierto a las ambiguas intersecciones de la amenaza y la gracia. Hay, como insinúa Sócrates, un corolario en la adversidad (tristia) de la alta comedia. Los dioses están más presentes en su ocultación cuando sonríen. Asistamos a la canción de Feste en Noche de reyes, a la risa mortal al final del enigmático Cosi fan tutte de Mozart o a las despedidas de Chéjov. El vehículo es, con mayor frecuencia, el del mito. El mito contiene una extraterritorialidad fundamental en relación con la finitud … Incluso en el infinito —un término preciso y técnico— hay final; en cambio, incluso el más humilde de los mitos es abierto. La inferencia de posibilidad transracional en todas las formas míticas auténticas —suya es, realidad, ‘la música de lo que sucede’— no es una indulgencia arcaica. El mito ofrece al impaciente interrogar la más vívida percepción de la vecindad de nuestra experiencia cotidiana con la ‘otredad’ en la vida y la muerte. En las literaturas y las artes antiguas, lo religioso y lo mítico están fundidos bajo la rúbrica común de lo mitológico. Las funciones de verdad de lo revelado en la Cristiandad, como la Transustanciación y la Resurrección, llevan una doble vida. Para el creyente literal, son a la vez narrativas de verdad y la translatio, el ‘traslado’, de la inexplicabilidad sistemática a la más escurridiza, intermitente y autointerrogante inexplicabilidad de la narración mítica”.

Y el mito se revivifica una y otra vez. Aquí seguimos teniendo poderosamente a Freud, con Edipo. Y “si el Ulises de Joyce es un intento, quizá el más genialmente decidido y pedante de que disponemos, de afirmar el mito en la mundanidad, de traer a la tierra el aura sobrenatural de lo mitológico, la trilogía sobre José de Thomas Mann y La muerte de Virgilio de Hermann Broch colocan en la ficción en prosa las cargas de revelación características de la religión y la apertura a lo desconocido distintiva del mito”. Se abren, en parte a través de los mitos, al misterio de nuestra condición: “Y es que, sobre todo en Occidente, es un hecho evidente el que los escritos, las obras de arte, las composiciones musicales que son de referencia central comportan lo que es «grave y constante» (los epítetos son de Joyce) en el misterio de nuestra condición”.

También hay, para Harold Bloom, escritores que buscan crear modernos mitos. Es el caso de Octavio Paz, nos dice, con El laberinto de la soledad, “perspicaz investigación- creación del mito mexicano”, en donde nos quiere decir “que Estados Unidos, como México, era otra ‘… sociedad moribunda o en trance de esterilidad’ …  En la chingada o mujer azteca violada, primero por los conquistadores españoles y después por los machistas mexicanos modernos, Paz encontró un mito poderoso, surrealista en su salvaje colorido pero lejos de ser una imagen de redención, fertilidad y creación”. Creación de mitos feroces. Mucha literaturas lo han intentado, deliberadamente o no, como en la literatura argentina también, que aquí iremos trayendo.

Por su parte, Borges los asocia a los sueños. Comentando su poema ‘Las causas’ en Historia de la noche nos dice que “al decir ‘el pasado’ no me refiero solamente a los hechos históricos -ya que la historia es con frecuencia frívola e irrelevante- sino también a los mitos. Los mitos son mucho más importantes. Y es por eso que el poema comienza hablando de los mitos. Hablo allí de Hamlet, de la mitología griega, de las cosas que han sucedido no sólo en la historia sino también en los sueños de los hombres”. También nos habría dicho que «Mythos, en griego, no significa una historia falsa, sino una historia más que verdadera. El mito es un desgarrón en el tejido de la realidad; energías inmensas entran por esas roturas sagradas. Nuestros cuentos, nuestros poemas, también son agujeros, aunque pequeños, en la trama».

Y que son sueños que, opuesto, o de la mano como Borges propone, con el razonamiento, nos ayudan a pensar. Hablando de la construcción racional de los poemas, en particular de ‘El cuervo’ de E. A. Poe, nos dice: “yo diría que hay dos formas esenciales de pensar. Una es el razonamiento y la otra es el mito. Los griegos eran capaces de usar las dos al mismo tiempo. Por ejemplo, en esa última conversación de Sócrates, antes de tomar la cicuta, el mito y el razonamiento van de la mano. Pero hoy pareciéramos haber perdido esa facultad. O bien utilizamos argumentos, o bien utilizamos metáforas, imágenes o fábulas. Pero no ambas a la vez. Yo diría que la verdadera forma de escribir poesía consiste en recibir pasivamente el sueño. No hay que intentar razonarlo. Claro que uno debe luego recurrir, inevitablemente, a la razón para fijar ciertos detalles: la métrica, la estructura y las rimas que uno empleará, las cadencias. Pero todos los demás elementos, llegan en forma de mitos, de sueños”.

Y hoy en día, probablemente con la emergencia de la Inteligencia Artificial, debamos volver a pensar en qué es lo que define, qué hace a la esencia del ser humano. Y necesitamos de todas las herramientas, de todos los recursos, la razón, los sueños, los mitos.

NARCISO

Por T. S. Eliot

Por Salvador Dalí

Por José Lezama Lima

Por Pedro Calderón de la Barca

Por sor Juana Inés de la Cruz

PROMETEO

Por Goethe

Por Kafka

Por André Gide

Por Mary Shelley

Por Esquilo

Por Percy Bysshe Shelley

Por Robert Graves

Por Platón

ULISES

Por Ezra Pound

Por Eurípides, 2

Por Eurípides

Por Margaret Atwood

Por Shakespeare

Por Tennyson

Por Sófocles

Por Borges

Por Dante

Por Platón

HELENA

Por Beatriz CBG

Por Loreta Minutilli

Por Homero

Por Dante Gabriel Rossetti

Por Borges

Por Dante

Por Platón

Por Alessandro Baricco

Por Eurípides, 2

Por Eurípides, 1

JOB

Libro de Job

Exposición del Libro de Job. Por Fray Luis de León

Por Víctor Hugo

Por Elie Wiesel

Por Northrope Frye

QUIJOTES

que cabalgan por el mundo

algo que ya va siendo un mito moderno, probablemente

De Borges

De Salman Rushdie

De Henry Fielding

De Charlotte Lennox

Del licenciado Avellaneda

MITOS ARGENTINOS

En Echeverría, Sarmiento, José Hernández, Borges

Las cautivas

De Ruy Díaz de Guzmán

De Rosa Guerra

De Eduarda Mansilla

De Esteban Echeverría

De Jorge Luis Borges

De César Aira

De Daniel Guebel

De Eduarda Mansilla, 2